Todos hemos pasado por eso: en un momento de frustración o enojo, decimos o hacemos algo de lo que luego nos arrepentimos. Pero si nosotros, como adultos, tenemos problemas para mantener el control de nuestras emociones, imagine lo difícil que es para nuestros hijos, que aún no han aprendido a identificar, comprender o manejar lo que sienten.
En momentos de estrés o tensión, secuestro emocional puede hacer que los niños pierdan el control de las emociones y el comportamiento. Y cuando los niños están consumidos por grandes emociones, aprender puede ser casi imposible. Afortunadamente, regulación emocional es un hábito que se puede practicar y aprender.
La capacidad de identificar emociones y monitorear o cambiar el estado emocional de uno es una parte clave de Autorregulación, uno de los 16 hábitos del éxito que todos los niños necesitan tener éxito en la escuela y en la vida.
Profundizando, el término secuestro de amígdala fue acuñado por el autor Daniel Goleman en su libro de 1996 Inteligencia Emocional para describir lo que sucede cuando la amígdala, el área del cerebro que se especializa en detectar amenazas y responder a ellas, se acelera y anula nuestras habilidades de razonamiento lógico. La amígdala es la parte del cerebro que se encarga de iniciar la "respuesta de lucha, huida o congelación". Y cuando a los niños se les presenta una situación abrumadora, esa reacción puede resultar en un arrebato emocional.
Su objetivo como padre o entrenador es ayudar a los niños a transformar el hábito de respondiendo instantánea e intensamente en el hábito de reflexionando y respondiendo pensativamente. Para hacer este cambio, los niños necesitan adquirir un vocabulario para expresar emociones y practicar el manejo exitoso de estos momentos difíciles.
Ese cambio no ocurre de la noche a la mañana. Por eso abogamos por un enfoque de dos partes para desarrollar este importante hábito: planificar las respuestas emocionales y reflexionar después de los arrebatos.
Paso 1: planifique las respuestas emocionales.
La planificación de las respuestas emocionales implica la práctica deliberada de identificar emociones matizadas y la planificación de estrategias para responder.
- Etiquetar las emociones es un requisito previo para la regulación emocional. Desarrollar un vocabulario emocional ayuda a los niños a estar mejor equipados para comprender por qué experimentan las emociones de la manera en que lo hacen. Pero, ¿cómo construyes este vocabulario? Tenga conversaciones regulares y rutinarias que pidan a los niños que describan sus sentimientos usando palabras específicas más allá de bueno, malo, feliz y triste. ¡Piense en la increíble diferencia, por ejemplo, entre tristeza y frustración!
- Con un vocabulario de emociones, puede comenzar a planificar estrategias de respuesta. Tener una variedad de estrategias para lidiar con los momentos emocionales les da a los niños una nueva forma de pensar sobre las emociones: no solo pasarte a ti, son respuestas que puedes controlar.
- En un momento de calma con su hijo, imprima y complete el Lista de estrategias de respuesta emocional (proporcionado a continuación) obtenidos de Cambio para los niños, una organización que traduce la ciencia del aprendizaje y el desarrollo en herramientas, estrategias y servicios para educadores. (Son co-desarrolladores de Hábitos del éxito marco!) Esta actividad simple pero efectiva les pide a los niños que piensen en situaciones específicas que evocan sentimientos fuertes ("Cuando siento ...") y describen otras formas de lidiar con esos sentimientos en el momento ("Yo puedo ...").
El Mood Meter del Centro de Inteligencia Emocional de Yale es una herramienta excepcional, con 64 emociones diferentes y una clave matizada para definirlas. Incluso hay un Aplicación Mood Meter!
Los niños pueden identificar una de las siguientes estrategias para usar en situaciones estresantes:
- Pausa. Tómate un momento para ordenar mis pensamientos y notar mis emociones, y ver si puedo identificar las emociones que otros están sintiendo.
- Construya una "declaración en yo". Decir "Me siento ... cuando ..." me permitirá unir mis propios sentimientos y describir lo que creó esos sentimientos.
- Haz tres preguntas. Cuando me sienta tentado a expresar pensamientos negativos en un momento acalorado, preguntaré:
- ¿Es necesario decir esto?
- ¿Es necesario que yo lo diga?
- ¿Es necesario que yo lo diga ahora?
- Ajusta mi volumen.
Gritar y levantar la voz aumenta aún más las emociones. Bajar la voz puede proporcionar comodidad y un cambio de mentalidad y perspectiva. - Pide comentarios. Cuando las tensiones aumentan y simplemente no sé qué ha salido mal, pediré comentarios sobre cómo he contribuido a la situación.
- Di que lo siento. Cuando me siento arrepentido, avergonzado o fuera de control, disculparme puede ser una buena opción.
- Concéntrese en lo positivo. Replantear la situación para ver qué va bien puede ayudarme a mostrar gratitud y encontrar paz emocional.
En momentos estresantes y en la reflexión, anime a los niños a usar "declaraciones en yo", como en "Me siento ... cuando ...". La “declaración en yo” es una herramienta importante en la regulación emocional, porque se enfoca en los sentimientos del hablante, y cuando se usa apropiadamente, evita atribuir culpa o características negativas al oyente.
Paso 2: Después de un arrebato, reflexiona y practica una nueva estrategia.
Van a ocurrir arrebatos, a pesar de nuestros mejores esfuerzos para prepararnos para ellos. Después de una fuerte respuesta emocional, busque un momento para hablar con su hijo sobre lo que sucedió. Esté preparado para esta conversación—Puede que no salga bien, pero aún así vale la pena hacerlo.
Solicite la ayuda confidencial de reflexión frecuentes para ayudarlos a pensar profundamente sobre el evento, lo que estaban sintiendo, cómo respondieron y qué podrían hacer de manera diferente la próxima vez:
- Cómo ¿sientes? Anime a los niños a usar "Me siento ... cuando ...", es decir, el formato de "declaración en yo" descrito anteriormente. Es importante que los niños vayan más allá de "triste" y "enojado", y que adjunten emociones específicas y matizadas ("siento ...") al estímulo que los creó ("cuando ...").
- Los te hizo sentir de esa manera? Trate de usar "qué" en lugar de "por qué", porque "por qué" a menudo pone a los niños a la defensiva cuando se les pregunta sobre su comportamiento.
- Qué hacer we ¿Necesitas seguir adelante? Puede ser útil usar el pronombre inclusivo "nosotros" para que los niños sepan que el problema y la solución también pueden involucrar a otros. Enfatiza que, aunque un niño tenga trabajo que hacer, va a recibir apoyo y no está solo.
Una vez que haya explorado sus sentimientos y las causas fundamentales de esos sentimientos, pueden trabajar juntos para encontrar estrategias y soluciones para el próximo evento emocional. Por ejemplo:
- Ensaye una conversación. Haga que los niños imaginen una conversación con la persona o personas que crearon el estímulo para la respuesta emocional. Practique la empatía con su punto de vista y ensaye una respuesta que no resulte en emociones secuestradas.
- Practique tener la conversación centrada en la "declaración en yo". Las “declaraciones en yo” (descritas anteriormente) requieren que los niños compartan sus sentimientos con otra persona. Al enfocarse en sus propios sentimientos (y no en el comportamiento de los demás), los niños aprenden que no pueden controlar las reacciones de los demás, pero sí pueden controlar las suyas propias.
Con práctica y reflexión, los niños estarán en camino de dominar la autorregulación emocional. De esa manera, cuando su cerebro emocional tome el control, tendrán las estrategias que necesitan para recuperar el control.